GUARCEÑOS EN LA INDEPENDENCIA
3. ESTEBAN ANTONIO ABAD: EL SACERDOTE GUERRERO
Por: Daniel José Acevedo
El presbítero Esteban Antonio Abad asumió el cargo de Cura Párroco de El Retiro en 1818, cargo que ocupó hasta 1826. Se decía que era un hombre robusto y de discurso seductor, aunque también de un carácter fuerte. “Alto, robusto, rosado, buen mozo, inclinado al juego y la bebida, muy excéntrico” (Jaramillo, 1946: 55). Era un hombre que no le gustaba vivir en la austeridad y tenía una profunda ambición que pasaba por todos los ámbitos del poder político, económico y eclesiástico. Un líder natural más que un hombre piadoso y sus discursos desde el púlpito enardecían a las masas. Soldado, líder, seductor, la biografía del padre Abad parece hablarnos más acerca de un aventurero que de un presbítero de un pequeño curato.
Cuando apenas llevaba un año de cura encargado, en 1819, acudió al llamado de José María Córdova y marchó con las tropas del caudillo. Abad fue más que un simple capellán y participó directamente en el conflicto, empuñó su mosquete y se unió al fragor de la batalla. Además de profesar una profunda devoción y lealtad por el “héroe de Ayacucho” y su familia, llegó a asistir al combate de Chorros Blancos en 1820 y al sitio de Cartagena en 1821, donde ascendió hasta el rango de Teniente Coronel. Cuando regresó al Retiro fue recibido casi como un héroe, enaltecido por el ánimo popular y respetado por las familias más prestigiosas del pueblo. El padre participaría en varios de los conflictos decimonónicos como al Guerra de los Supremos apoyando la causa cordovista y posteriormente la del partido liberal.
En 1840, el padre Abad logra hacerse con una poderosa veta de minas en El Retiro, en Pantalio. Gracias a ello, de un momento a otro, se convirtió en uno de los párrocos más ricos de Antioquia. Cuentan los relatos orales que se conservaron, recopilados por Darío Ángel Vallejo, que el párroco se encontró con una anciana, de apellido Villada, en el punto de la “Veta”, quien le ofreció unas vasijas llenas de oro a cambio de su ayuda y de dar 30 misas a San Gregorio por su alma, luego de su muerte. Cierta o no esta historia, cuando la anciana Villada falleció, el presbítero Abad denunció para sí mismo la propiedad de la mina. Según los testimonios de la época el oro fluía en grandes cantidades. El párroco capitalizó así un importante capital privado, que le serviría para vivir acomodadamente y financiar sus empresas militares.
El padre Abad, aventurero, soldado y seductor, murió de un infarto a la edad de 69 años, en el Alto de la Laguna (Laguna de Guarne) cuando subía de Medellín por el camino de Santa Elena, rumbo al oriente. Su robustez le ocasionó la muerte, el 14 de noviembre de 1861. Su grey le dio sepultura en la parroquia de San Vicente.
FUENTES:
Revista Distritos, 1969
Jaramillo, Roberto (1946) El Clero de la Independencia. Medellín: Universidad de Antioquia
Daniel Acevedo Arango
Centro de Historia de El Retiro GUARCEÑOS EN LA INDEPENDENCIA
3. ESTEBAN ANTONIO ABAD: EL SACERDOTE GUERRERO
Por: Daniel José Acevedo
El presbítero Esteban Antonio Abad asumió el cargo de Cura Párroco de El Retiro en 1818, cargo que ocupó hasta 1826. Se decía que era un hombre robusto y de discurso seductor, aunque también de un carácter fuerte. “Alto, robusto, rosado, buen mozo, inclinado al juego y la bebida, muy excéntrico” (Jaramillo, 1946: 55). Era un hombre que no le gustaba vivir en la austeridad y tenía una profunda ambición que pasaba por todos los ámbitos del poder político, económico y eclesiástico. Un líder natural más que un hombre piadoso y sus discursos desde el púlpito enardecían a las masas. Soldado, líder, seductor, la biografía del padre Abad parece hablarnos más acerca de un aventurero que de un presbítero de un pequeño curato.
Cuando apenas llevaba un año de cura encargado, en 1819, acudió al llamado de José María Córdova y marchó con las tropas del caudillo. Abad fue más que un simple capellán y participó directamente en el conflicto, empuñó su mosquete y se unió al fragor de la batalla. Además de profesar una profunda devoción y lealtad por el “héroe de Ayacucho” y su familia, llegó a asistir al combate de Chorros Blancos en 1820 y al sitio de Cartagena en 1821, donde ascendió hasta el rango de Teniente Coronel. Cuando regresó al Retiro fue recibido casi como un héroe, enaltecido por el ánimo popular y respetado por las familias más prestigiosas del pueblo. El padre participaría en varios de los conflictos decimonónicos como al Guerra de los Supremos apoyando la causa cordovista y posteriormente la del partido liberal.
En 1840, el padre Abad logra hacerse con una poderosa veta de minas en El Retiro, en Pantalio. Gracias a ello, de un momento a otro, se convirtió en uno de los párrocos más ricos de Antioquia. Cuentan los relatos orales que se conservaron, recopilados por Darío Ángel Vallejo, que el párroco se encontró con una anciana, de apellido Villada, en el punto de la “Veta”, quien le ofreció unas vasijas llenas de oro a cambio de su ayuda y de dar 30 misas a San Gregorio por su alma, luego de su muerte. Cierta o no esta historia, cuando la anciana Villada falleció, el presbítero Abad denunció para sí mismo la propiedad de la mina. Según los testimonios de la época el oro fluía en grandes cantidades. El párroco capitalizó así un importante capital privado, que le serviría para vivir acomodadamente y financiar sus empresas militares.
El padre Abad, aventurero, soldado y seductor, murió de un infarto a la edad de 69 años, en el Alto de la Laguna (Laguna de Guarne) cuando subía de Medellín por el camino de Santa Elena, rumbo al oriente. Su robustez le ocasionó la muerte, el 14 de noviembre de 1861. Su grey le dio sepultura en la parroquia de San Vicente.
FUENTES:
Revista Distritos, 1969
Jaramillo, Roberto (1946) El Clero de la Independencia. Medellín: Universidad de Antioquia
Daniel Acevedo Arango
Centro de Historia
de El Retiro