martes, 2 de marzo de 2021

GUARCEÑOS EN LA INDEPENDENCIA

3. ESTEBAN ANTONIO ABAD: EL SACERDOTE GUERRERO

Por: Daniel José Acevedo


El presbítero Esteban Antonio Abad asumió el cargo de Cura Párroco de El Retiro en 1818, cargo que ocupó hasta 1826. Se decía que era un hombre robusto y de discurso seductor, aunque también de un carácter fuerte. “Alto, robusto, rosado, buen mozo, inclinado al juego y la bebida, muy excéntrico” (Jaramillo, 1946: 55). Era un hombre que no le gustaba vivir en la austeridad y tenía una profunda ambición que pasaba por todos los ámbitos del poder político, económico y eclesiástico. Un líder natural más que un hombre piadoso y sus discursos desde el púlpito enardecían a las masas. Soldado, líder, seductor, la biografía del padre Abad parece hablarnos más acerca de un aventurero que de un presbítero de un pequeño curato.


Cuando apenas llevaba un año de cura encargado, en 1819, acudió al llamado de José María Córdova y marchó con las tropas del caudillo. Abad fue más que un simple capellán y participó directamente en el conflicto, empuñó su mosquete y se unió al fragor de la batalla. Además de profesar una profunda devoción y lealtad por el “héroe de Ayacucho” y su familia, llegó a asistir al combate de Chorros Blancos en 1820 y al sitio de Cartagena en 1821, donde ascendió hasta el rango de Teniente Coronel. Cuando regresó al Retiro fue recibido casi como un héroe, enaltecido por el ánimo popular y respetado por las familias más prestigiosas del pueblo. El padre participaría en varios de los conflictos decimonónicos como al Guerra de los Supremos apoyando la causa cordovista y posteriormente la del partido liberal.


En 1840, el padre Abad logra hacerse con una poderosa veta de minas en El Retiro, en Pantalio. Gracias a ello, de un momento a otro, se convirtió en uno de los párrocos más ricos de Antioquia. Cuentan los relatos orales que se conservaron, recopilados por Darío Ángel Vallejo, que el párroco se encontró con una anciana, de apellido Villada, en el punto de la “Veta”, quien le ofreció unas vasijas llenas de oro a cambio de su ayuda y de dar 30 misas a San Gregorio por su alma, luego de su muerte. Cierta o no esta historia, cuando la anciana Villada falleció, el presbítero Abad denunció para sí mismo la propiedad de la mina. Según los testimonios de la época el oro fluía en grandes cantidades. El párroco capitalizó así un importante capital privado, que le serviría para vivir acomodadamente y financiar sus empresas militares. 


El padre Abad, aventurero, soldado y seductor, murió de un infarto a la edad de 69 años, en el Alto de la Laguna (Laguna de Guarne) cuando subía de Medellín por el camino de Santa Elena, rumbo al oriente. Su robustez le ocasionó la muerte, el 14 de noviembre de 1861. Su grey le dio sepultura en la parroquia de San Vicente.


FUENTES:

Revista Distritos, 1969

Jaramillo, Roberto (1946) El Clero de la Independencia. Medellín: Universidad de Antioquia


Daniel Acevedo Arango

Centro de Historia de El Retiro GUARCEÑOS EN LA INDEPENDENCIA

3. ESTEBAN ANTONIO ABAD: EL SACERDOTE GUERRERO

Por: Daniel José Acevedo


El presbítero Esteban Antonio Abad asumió el cargo de Cura Párroco de El Retiro en 1818, cargo que ocupó hasta 1826. Se decía que era un hombre robusto y de discurso seductor, aunque también de un carácter fuerte. “Alto, robusto, rosado, buen mozo, inclinado al juego y la bebida, muy excéntrico” (Jaramillo, 1946: 55). Era un hombre que no le gustaba vivir en la austeridad y tenía una profunda ambición que pasaba por todos los ámbitos del poder político, económico y eclesiástico. Un líder natural más que un hombre piadoso y sus discursos desde el púlpito enardecían a las masas. Soldado, líder, seductor, la biografía del padre Abad parece hablarnos más acerca de un aventurero que de un presbítero de un pequeño curato.


Cuando apenas llevaba un año de cura encargado, en 1819, acudió al llamado de José María Córdova y marchó con las tropas del caudillo. Abad fue más que un simple capellán y participó directamente en el conflicto, empuñó su mosquete y se unió al fragor de la batalla. Además de profesar una profunda devoción y lealtad por el “héroe de Ayacucho” y su familia, llegó a asistir al combate de Chorros Blancos en 1820 y al sitio de Cartagena en 1821, donde ascendió hasta el rango de Teniente Coronel. Cuando regresó al Retiro fue recibido casi como un héroe, enaltecido por el ánimo popular y respetado por las familias más prestigiosas del pueblo. El padre participaría en varios de los conflictos decimonónicos como al Guerra de los Supremos apoyando la causa cordovista y posteriormente la del partido liberal.


En 1840, el padre Abad logra hacerse con una poderosa veta de minas en El Retiro, en Pantalio. Gracias a ello, de un momento a otro, se convirtió en uno de los párrocos más ricos de Antioquia. Cuentan los relatos orales que se conservaron, recopilados por Darío Ángel Vallejo, que el párroco se encontró con una anciana, de apellido Villada, en el punto de la “Veta”, quien le ofreció unas vasijas llenas de oro a cambio de su ayuda y de dar 30 misas a San Gregorio por su alma, luego de su muerte. Cierta o no esta historia, cuando la anciana Villada falleció, el presbítero Abad denunció para sí mismo la propiedad de la mina. Según los testimonios de la época el oro fluía en grandes cantidades. El párroco capitalizó así un importante capital privado, que le serviría para vivir acomodadamente y financiar sus empresas militares. 


El padre Abad, aventurero, soldado y seductor, murió de un infarto a la edad de 69 años, en el Alto de la Laguna (Laguna de Guarne) cuando subía de Medellín por el camino de Santa Elena, rumbo al oriente. Su robustez le ocasionó la muerte, el 14 de noviembre de 1861. Su grey le dio sepultura en la parroquia de San Vicente.


FUENTES:

Revista Distritos, 1969

Jaramillo, Roberto (1946) El Clero de la Independencia. Medellín: Universidad de Antioquia


Daniel Acevedo Arango

Centro de Historia

de El Retiro

viernes, 24 de julio de 2020




GUARCEÑOS EN LA INDEPENDENCIA

I.             Braulio Henao


El joven era hijo legítimo de Nicolás Henao y Javiera Duque, una pareja de campesinos, quienes bautizaron a su hijo como Antonio Braulio dos días después de su alumbramiento, acaecido un viernes 26 de marzo de 1802, en el paraje La Leona, actual municipio de El Retiro. Para 1812, cuando Braulio ajustaba su primera década, debió trasladarse con su familia a Sonsón, pues su padre había muerto y su hermano mayor, José Tomás Henao, se haría cargo de la familia en ese poblado, pues allí ejercía ministerio eclesiástico. Allí, en Sonsón, viviría gran parte de su vida y echaría raíces.

Teniendo tan sólo 19 años, el joven Braulio Henao engrosaría las huestes libertadoras, encabezadas por José María Córdova, que triunfarían el 12 de febrero de 1820 en el combate de Chorros Blancos (Yarumal), librado contra los realistas del coronel Francisco Warleta. Este enfrentamiento evitó la reconquista de Antioquia por parte del poder español, y fue la primera acción de armas en la que estuvo inmerso Braulio.

Meses después de Chorros Blancos, el joven Henao fue enviado a la Costa para apoyar las operaciones militares contra los españoles. Allí se unió a las fuerzas del general patriota José Padilla, y el 10 de octubre de 1821 ondearon el pabellón nacional en las murallas de Cartagena, indicando la liberación total y definitiva de la ciudad del poderío español. Luego de esto, Braulio, quien había ascendido por su valentía al grado de teniente, fue enviado a proteger Panamá en conjunto con el batallón Girardot (compuesto en su mayoría por antioqueños del Oriente y del valle de Aburrá) hasta 1828, fecha en que fue licenciado para regresar a Sonsón. De este modo, Braulio Henao sirvió a la causa independentista en la Nueva Granada.

El futuro general vivió más de 100 años y participó como comandante en casi todas las guerras decimonónicas, en la mayoría de ellas a favor de la causa del Partido Conservador. Destacan: La rebelión de Córdova en el Santuario (a quien apoyó, aunque intento disuadir), La Guerra de los Supremos, la Guerra de 1851, la Guerra de 1854 y la Guerra de 1861. En las últimas se distinguió por dirigir el reconocido batallón Salamina

Fuente: https://www.laprensaoriente.info/amp/especial/braulio-henao-cien-anos-de-batallas.htm
            Melo, Jorge Orlando, Historia de Colombia, Tomo II, Círculo de lectores

Daniel Acevedo Arango
Centro de Historia de El Retiro.