Hoy compartimos con nuestros lectores un artículo titulado "La Fiesta de los Negritos" publicado por la revista Distritos en su edición número 17 de 1969. Esta revista se puede consultar en la biblioteca de la Universidad de Antioquia.
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-"el doctor Cálad lloraba cuando al despedirse los esclavos, besaban el suelo que les dio libertad”-
Imagen tomada de la biblioteca de la Universidad de Antioquia. Esta fue impresa por Silvestre Balcazar en 1869-1870 |
La Tradicional “Fiesta de los
Negritos”, que cada año se conmemora en El Retiro con puntal exactitud, tuvo en
sus comienzos un sentido netamente religioso, pero que con la evolución de los
tiempos ha venido a caer en una celebración eminentemente popular. Su
implantación -por decirlo así- se debe a
que en este municipio nació o se puso la primera piedra para la liberación de
los esclavos debido a la generosidad testamentaria de doña Javiera Londoño. Para
ilustración de este breve recuento, nos ceñimos a lo que al respecto dice el
doctor Julio César García en su obra histórica:
“Corresponde el título de precursora de
precursores del movimiento anti-esclavista en Antioquia, a doña Javiera
Londoño, casada con el Sargento Mayor don José Ignacio Castañeda y Atehortua,
en el siglo XVIII”
En 1767 otorgó, ya viuda, carta de libertad
a 125 esclavos suyos, en circunstancias tales, que los herederos se
consideraron gravemente damnificados y dijeron:” que solamente estando loca
podría haber cometido semejante desatino” doña Javiera a pesar de la crítica,
les concedió las minas del “Guarzo” para que las explotaran por su cuenta, con
la sola condición de que celebraran cada año la fiesta de Nuestra Señora de los
Dolores.
Es extraordinario ver, como después de
muchos años, cuando ya los esclavos habían emigrado a otras regiones, hubieran
acudido siempre, año por año, a cumplir con el compromiso y los hubieran
transmitido a sus descendientes que sin saber la causa de este imperativo, venían
al Retiro a celebrar la “Fiesta de los Negritos”
Y de una extensa monografía
escrita por don Gabriel Vallejo con motivo de cumplirse en el año de 1914 el
primer centenario de la erección municipal de El Retiro, extractamos este breve
apunte, al respecto:
“Cuentan los antiguos que aquellos esclavos
y esclavas ya libres entraban en formación perfecta: lucían vestiduras lujosas
e imitaban en ellas a don Ignacio y a doña Javiera, es decir, a la usanza
española; el doctor Cálad salía a recibirlos en procesión solemne con las
imágenes de San José y la muy querida Dolorosita. El doctor Cálad les daba a
besar el portapaz de plata que se conservó en la sacristía y ha tiempo
desapareció; en él veían los esclavos todo el conjunto de bienes conseguidos
con la libertad.”
Después de narrar en detalle lo
que eran las celebraciones, rubrica así: “Terminaba
la fiesta con ofrenda en oro en polvo para la iglesia en construcción y para la
vivienda de los esclavos enfermos y que se depositaban en saquitos en una
cadena de linón, que era tronchada por el más viejo; el doctor Cálad lloraba
cuando al despedirse los esclavos, besaban el suelo que les dio libertad”.
Juzgamos que ésta es una de las más conmovedoras festividades con que suelen acompasar su vida, los pueblos que respetan sus tradiciones.
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